jueves, 15 de enero de 2009

LA VAQUITA DEL DESPROPÓSITO

Empujó la vaquita por el precipicio y la vio morir. Aquella escena quedó grabada en la memoria de aquel joven durante muchos años.
Un bello día, el joven agobiado por la culpa decidió abandonar todo lo que había aprendido y regresar a aquel lugar. Quería confesar a la familia lo que había sucedido, pedirles perdón y ayudarlos.
Así lo hizo. A medida que se aproximaba al lugar, veía todo muy bonito, árboles floridos, una bonita casa con un coche en la puerta y algunos niños jugando en el jardín.

El joven se sintió triste y desesperado imaginando que aquella humilde familia hubiese tenido que vender el terreno para sobrevivir. Aceleró el paso y fue recibido por un hombre muy simpático.
El joven preguntó por la familia que vivía allí hacia unos cuatro años. El señor le respondió que seguían viviendo allí. Espantado, el joven entró corriendo en la casa y confirmó que era la misma familia que visitó hacia algunos años con el maestro.
Elogió el lugar y le preguntó al señor (el dueño de la vaquita): “¿Cómo hizo para mejorar este lugar y cambiar de vida?” El señor entusiasmado le respondió: “Nosotros teníamos una vaquita que cayó por el precipicio y murió.
De ahí en adelante nos vimos en la necesidad de hacer otras cosas y desarrollar otras habilidades que no sabíamos que teníamos. Así alcanzamos el éxito que puedes ver ahora.”

Esa vaquita bien podría representar nuestro conformismo. Esta familia tenía la leche, la mantequilla, el queso, el guano para las plantas, aparentemente todo lo indispensable.

Por esta razón, cada miembro de aquella familia no explotaba sus cualidades y sobretodo no salían a buscar su futuro en la calle. Por lo mismo eran antisociales y muy criticones. No se relacionaban con nadie porque creían que ellos tenían la razón en todo, por ello, y dentro de su miseria no solo económica sino espiritual, creían que eran privilegiados por tenerlo todo...
...Hasta que uno de ellos se dio cuenta que la vida era más que conformarse con lo que tenían y así pudo encontrar EL VERDADERO PROPÓSITO EN SU VIDA que es más que servirse a uno mismo.

Si tienes una vaca o mejor dicho si estás conforme en tu zona de comodidad te reto a que experimentes otras actividades que estén relacionadas con ayudar a alguien a encontrar una solución a su problema, te aseguro que allí encontrarás el auténtico sentido de tu vida.

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01 DE ENERO DE 2009
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